Como decía Steve Jobs, “El diseño no es solo lo que ves, sino cómo funciona”.
Puede parecer que el diseño solo hace referencia a la estética, que alguien con dotes artísticas plasma las ideas de aquel o aquella empresa que lo contrata, pero es mucho más, detrás de cada buen diseño hay una estrategia.
El reto es cada día mayor debido al crecimiento constante de la tecnología. Cada vez son más las imágenes y textos que recibimos a lo largo del día, sobre política, moda, lifestyle, actualidad… y es tanto el bombardeo constante que hemos dejado de leer los textos y observar las imágenes para interiorizarlos y comprenderlos. Por el contrario, nuestra comunicación se ha convertido en en algo mucho más rápido, casi explícito.
A todo esto, hay que sumarle que cada uno de los receptores interpreta el mensaje en base a su propio conocimiento y afinidad, muchas veces dado por el sexo, la edad o la geografía, y hasta por su propia experiencia.
Para hablar de diseño debemos alejarnos de la forma y el aspecto final tangible, aquel que vemos, para centrarnos en el estudio que hay detrás de este arte final, haciéndonos preguntas como ¿A quién se dirige el mensaje?¿Qué hace que llame su atención?¿Cómo medir la respuesta?
Los profesionales dentro del área del diseño deben definir el público objetivo de cada pieza, estudiar sus culturas, gustos y perfiles, y encargarse de que todo lo que crean gire alrededor de obtener esa atracción y vinculación (engagement).
Otro punto a tener en cuenta, es la adaptación a los medios, ya que muchas veces los recursos escasean y es necesario bajar a tierra las ideas para conseguir un resultado óptimo. Alguien dedicado al diseño debe conocer perfectamente las distintas plataformas y medios de comunicación, tanto online como offline, y estar familiarizado así con términos como NeuroMarketing, Brand Content Marketing, Marketing Relacional, Co Branding, Inbound Marketing….
Una vez estudiados todos los perfiles y datos a tener en cuenta, planteada la estrategia, creada la pieza y lanzada al mundo real, llega el momento del análisis de datos y el estudio de estos mismos, convirtiéndose el trabajo en poco menos que antropólogos, capaces de entender un momento exacto y una manera de relacionarse con este.
Como podéis ver, el diseño es todo. En él se mezclan la percepción propia del autor, las necesidades de aquello a crear y todo lo que lo envuelve; ordenando ideas y finalidades para componer finalmente, lo que llega al receptor deseado y lo que logra el objetivo que quien lo demanda.